Toda clase de consejos

El niño aprende al contacto con los objetos, pero también porque las personas mayores reaccionan ante todo lo que hace: "¡Cuidado, vas a caerte!", le dicen, por ejemplo, si se acerca a un balcón. "¡Naturalmente que puedes hacerlo!", le dicen cuando intenta atarse los cordones de los zapatos, etc.

Así pues, las personas mayores emiten mensajes específicamente propios de los padres que constituyen otros tantos consejos, los cuales varían según su grado de libertad: Desde la prescripción absoluta ("Tienes que ser cariñoso con tu hermani-ta"), pasando por la incitación ("Te conviene dejar en paz a ese perro, pues podría morderte"), hasta la permisión más real ("Eres capaz de ello, puedes hacerlo").

Las personas mayores también emiten juicios de valor: "Eso está muy bien..., ¡buen chico!", o "estás muy irritable esta tarde...; debes de estar cansado...". Esta clase de mensajes hace saber ál hiñó quién es y cómo debe sentir. Es una "atribución".

Las prohibiciones. "No hagas esto, no digas lo otro, no sientas lo de más allá...", son también mensajes procedentes de las personas mayores que refrenan la acción, el pensamiento y los sentimientos espontáneos del niño. En todos los casos se deben a que las personas mayores no se sienten a gusto y desean que cese la situación. Las personas mayores prohiben porque tienen miedo o porque están enfadadas. Se encuentran irritadas y, encima, viene el niño a plantear problemas... Prohibir, por consiguiente, significa decir: "No hagas eso, porque me molesta"; lo cual no equivale a decir: "Mira lo que tienes que hacer...". Estas prohibiciones revelan las debilidades de los padres y cómo éstos atribuyen al hijo un "poder maléfico", í Debilidad de los padres que indica al niño dónde puede golpear para hacer daño y le incita a hacerlo.

Poder maléfico que les hace decir al hijo: "Protégeme, ten en cuenta mis sentimientos... Siéntete culpable de no ocuparte de mis necesidades". Lo cual es un auténtico chantaje, porque es tanto como decir: "Yo me ocupo dé hacer lo que tú no puedes, yo pienso en tu lugar..., y tú te preocupas de que yo hó experimente lo negativo". Y para conservar este equilibrio hay padres que, inconscientemente, están sugiriendo a su hijo que es totalmente incapaz.

Hacia los 3 años, el niño obedece. En efecto, se hace cargo de sus padres y se somete a sus demandas. El propio niño tiene demasiado miedo de su propia debilidad como para no temer igualmente los Miedos y las debilidades de sus padres. Al no someter yá a sus padres á crisis, como tan frecuéntemente ha hecho entre los 2 y los 3 años, se hace de ellos la imagen de personajes prestigiosos y realmente capaces de protegerle. Ya no tiene, pues, nada que temer del mundo ni de sí mismo, si obedece. También para los padres es ésta una edad en la que resulta fácil y agradable vivir con el hijo. Aparentemente, la educación se realiza por sí sola. El niño es "prudente" y trata de complacer.

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