Pensamientos y comportamientos nuevos

Este nuevo modo de razonar, aunque incompleto, repercute en los pensamientos y comportamientos del niño.

En primer lugar, el transcurso del tiempo le incita a hacerse preguntas acerca de la muerte. De momento no concibe más que la muerte de otras .personas, especialmente si son personas mayores. La deducción de que a él habrá de ocurrirle lo mismo sólo será posible unos dos años más tarde. La tiorrorífica representación de su propia muerte será entonces ocasión de muy profundas angustias y degresiones.

Por otra parte, el niño comienza a comportarse a la manera de sus padres. Ya no se trata, como antes, de imitación. Ahora le toca a él actuar con el prójimo como si verdaderamente él fuera padre de dicho prójimo. Le critica y le evalúa por su propia cuenta. Se cuida y se preocupa verdaderamente de él como si se tratara de su hijo; le anima, le consuela, le ayuda, etc. Se comporta como si el otro fuera el niño que él ha sido hasta entonces y como si él mismo se hubiera convertido en el padre o la madre que hasta entonces él ha tenido. Es la transi-ítividad en acción.

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