Percepción y razonamiento

Comprender el mundo es para el niño una necesidad vital para saber lo que los demás desean que comprenda.

• Percepción deformadora

Pero el niño deforma lo real, porque su percepción es "sincrética", es decir, establece entre las cosas unas relaciones distintas de las que establece el adulto. El niño no relaciona los detalles con el todo. Los procesos de funcionamiento de las cosas se le escapan. Por ejemplo: tendrá la idea de que él timbre es funcionalmente más importante que el piñón para que ande una bicicleta. Las propiedades de las cosas están, para él, en función de criterios subjetivos. Una cosa actúa sobre otra porque está cerca de ella, porque tiene el mismo color, etc.

• Explicaciones mágicas

El niño no puede imaginar que haya en el mundo otras reglas y otras explicaciones que no sean las suyas. Se denomina egocentrismo este modo de pensar, que no considera los puntos de vista de los demás.

El niño comprende el mundo como si respondiera a la imagen que él tiene del mismo. Todo objeto, al igual que una persona, actúa, piensa y siente como padre o como hijo. Las nubes, por ejemplo, deciden que llueva; la mesa a la que él golpea siente dolor... Todo lo que es perceptible, es real. Los sueños son verdaderos, el pensamiento posee una sustancia... El niño no consigue establecer perfectamente la diferencia entre el exterior y su interior mental. Todas las cosas percibidas están destinadas a los humanos. Las cosas son lo que son porque han sido hechas para lo que han sido hechas: la noche para dormir, los padres para ocuparse de los hijos... Si los aviones vuelan es porque deben transportarnos, etc. Es la intención lo que explica la existencia. Las cosas, incluso las naturales, han sido construidas por los hombres, todo es artificial: los lagos han sido excavados por el hombre, los árboles han sido fabricados como los muebles, etc. También los bebés son fabricados. El saber dónde, cuándo y cómo constituye una de las principales preocupaciones del niño. Y a veces se inventa teorías sumamente sorprendentes.

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