DE 0 A 18 MESES

El bebé regula su funcionamiento orgánico

Aproximadamente hasta los tres meses, lo único que se manifiesta es el cuerpo del bebé. Es con su cuerpo como da los buenos días al mundo. Se alimenta de las caricias que recibe y se abre rítmicamente a todos los estímulos que le llegan con suficiente intensidad. Sin tales estímulos y caricias, su cerebro y su médula espinal pierden su capacidad para funcionar normalmente.

El bebé aprende a reaccionar de manera fuerte (hipertónico) o de manera débil (hipotónico).

Durante todo este período experimenta su entorno de un modo reflejo y global, antes de decidir de alguna manera si va o no a seguir viviendo y, en caso de que su decisión sea positiva, en qué condiciones orgánicas va a hacerlo: con buena salud o con una salud delicada.

El bebé trata de satisfacer sus deseos

A partir de los tres meses, el bebé hace uso de sus emociones como si fueran un burdo instrumento de comunicación. Mediante la sonrisa y el llanto hace lo que quiere con las personas mayores. Se inventa astucias que mueven a tratar de satisfacer sus necesidades. De este modo aprende a pedir ayuda a las personas sin las que no podría sobrevivir, las cuales le cuidan y piensan por él.

El bebé se encariña con su madre

Hacia los seis meses, el bebé se vincula incon-dlcionalmente a alguien, y ese alguien suele ser su madre. Ella es su yo exterior, sin el que se considera a sí mismo inviable. Ella le protege del mundo, que él percibe como hostil y generador de angustia. Se encuentra a gusto en su presencia y se siente perdido cuando ella no está o cuando prevé que va a suplirla alguien que no le resulta familiar.

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