El niño pide protección

Infundirse temor es también la ocasión para contar cuáles son sus fantasmas y recibir a cambio atenciones alucinadoras: ¿tranquilizando?; ¿criticando esas "tonterías"? Para ser verdaderamente eficaces, los padres harán ambas cosas. Y es útil ayudar al niño, pero es también indispensable que el niño encuentre la solución por sí mismo. Si dice que hay un cocodrilo debajo del armario y pide que lo echen de allí, lo más prudente será decirle: "Yo no creo que haya realmente ningún cocodrilo; si tú lo crees, es porque lo has inventado. De manera que también sabrás inventar el modo de librarte de tu invento". Sin burlarse y sin entrar en el juego, tranquilizando y criticando al mismo tiempo, se promueve la autonomía del niño.

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